14/5/14

Los nosécuántos sauces


Una de las formas mediante las que la "conciencia colectiva" (perdón, no se repetirá) del Sur intentó superar o, al menos, soportar la derrota en la guerra fue la creación artificial de un "imaginario" (he vuelto a caer, lo siento), una visión idealizada o simplemente inventada de las tradiciones y costumbres sureñas: la caballerosidad de los hombres del sur (los blancos), la gentileza de sus damas, lo idílico de sus mansiones y plantaciones (como si todas fueran Tara y los nosécuántos sauces)...

Aparece así la visión del "Viejo Sur" aristocrático y orgullosamente decadente en la derrota, con "culpables" en la literatura como Margaret Mitchell, Irving S. Cobb y, a otro nivel, Tennessee Williams, o incluso Harper Lee.

Y eso quizás podría explicar el que un símbolo como la bandera de guerra de los rebeldes perdedores se vea con normalidad y simpatía en el techo del coche de los hermanos Duke o en los conciertos de Lynyrd Skynyrd (hasta que la mierda de lo políticamente correcto, tan norteamericana, acabe de superarnos), y que Robert E. Lee, de alguna forma corresponsable de tantas muertes de jóvenes americanos (cuantitativamente muchas más que Ho Chi Minh) sea una de las figuras más populares y queridas de los EEUU.

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