I
Gettysburg, julio de 1863. La hija de un tabernero local se topa con el cadáver de un soldado de la Unión, uno de tantos que han caído en la batalla de hace unos días. El muerto carece de cualquier elemento que pueda identificarlo, salvo una fotografía aferrada a sus manos en la que aparecen tres niños.
La joven recoge la imagen (un ambrotipo) justo antes de que el soldado desconocido sea enterrado, y la lleva a la taberna de su padre, donde habría quedado para el olvido si no fuera porque cuatro hombres que se dirigen a Gettysburg para cuidar a los heridos de la batalla se ven obligados a parar ante la taberna para reparar el carro en el que viajan.
Uno de esos hombres, un médico de Filadelfia llamado John Francis Bourns, escucha el relato de la fotografía, se da cuenta de que es el único indicio para conocer la identidad del soldado, y convence al tabernero para que se la entregue y así tratar de localizar a la familia del hombre muerto. De regreso a Filadelfia, el dr. Bourns hace copiar la fotografía y la manda a los periódicos.
Una revista religiosa de Filadelfia, el “Presbiteriano americano”, publica la historia el 29 de octubre de 1863. Días más tarde, un ejemplar de la revista es recibido por un suscriptor de Portville, Nueva York, un pequeño pueblo a orillas del río Allegheny. El tipo, tras leerla, la pasa al resto de miembros de su comunidad, con lo que llega a la sra. Philinda Humiston, la madre de Franklin (ocho años), Alice (seis) y Frederick (cuatro).
A principios de noviembre, el dr. Bourns recibe una carta del jefe de correos de Portville, escrita en nombre de la Sra. Humiston, en la que ésta le cuenta que meses atrás había enviado a su marido (de quien no había vuelto a tener noticias) esa fotografía de sus tres hijos. Con ello aparecen dos certezas: que el soldado desconocido es el sargento Amos Humiston, del 154º de Nueva York, y que sus hijos son huérfanos.
En enero de 1864 Bourns visita a los Humiston y entrega el ambrotipo ensangrentado a Philinda, quien logra mantener la compostura al recibirlo, y también los beneficios de la venta de copias de la imagen, que se había hecho enormemente popular en el Norte.
II
Amos Humiston nació en Owego, NY, en 1830. Al igual que sus hijos, él y sus hermanos perdieron a su padre muy pronto. Su madre volvió a casarse y los niños se criaron en casa de su padrastro. La tragedia golpeó a Amos de nuevo cuando una de sus hermanas se ahogó en el estanque del molino.
Tras pocos años de escuela, Amos y su hermano Morris aprendieron a fabricar arneses de cuero y abrieron una tienda; pero Amos no estaba seguro de su futuro como tendero, y emprendió su propia aventura. En 1850 se embarcó en el “Harrison”, un ballenero de New Bedford, Massachusetts. Era la edad de oro de la caza de ballenas en los EEUU (“me llamo Ismael”) y el “Harrison” tardó en regresar a puerto 3 años y medio, durante los cuales los tripulantes sufrieron mala alimentación, furiosas tormentas, trabajo agotador y todos los peligros asociados a la caza de ballenas (luego dicen que el pescado es caro).
Regresados a puerto, y tras valorar la carga del “Harrison” de aceite y huesos de ballena, el beneficio de Amos durante 40 meses de trabajo duro y peligroso fue de unos 200$, unos 17 centavos por día. Un viaje le fue suficiente, ahora ya no veía tan mal el tema de los arneses, y volvió a casa.
Philinda era un año más joven que Amos; tras un breve noviazgo se casaron en 1854. Sus tres hijos llegaron a intervalos regulares y, listo para sentar cabeza, Amos abrió en Portville una tienda de arneses. En julio de 1862, con más de un año de Guerra, Lincoln requirió nuevos voluntarios. Amos emprendió su segunda aventura cuando se alistó (Compañía C del 154º de NY) tras asegurarse que su familia quedaría atendida por sus vecinos en su ausencia. Antes de entrar en combate, muchos de los hombres del 154º, Amos entre ellos, pasaron meses enfermos, fiebres y diarreas. En una carta a su esposa, decía: "Puedo aceptar caer en la batalla como un hombre, pero no me gusta la idea de morir aquí como un cerdo".
En enero de 1863 Humiston fue ascendido a sargento y en mayo su Regimiento fue destrozado por "Stonewall" Jackson en Chancellorsville. Amos sobrevivió, aunque herido. De vuelta al campamento tras el fracaso de la campaña, Amos se encontró encantado con que había llegado un regalo especial de su esposa, a quien escribió: 'He recibido la imagen de los niños y es el mejor regalo que podías haberme enviado. Os quiero más de lo que puedo decir, y espero que pronto volvamos todos a vivir juntos; esta guerra no durará siempre’.
El 1 de julio de 1863, el 154º fue trasladado a las afueras del noreste de Gettysburg, donde casi todos sus miembros fueron rodeados por el enemigo.
III
El producto de la venta de las fotografías de los niños se destinó a Philinda, que trataba de mantener a sus tres hijos trabajando como costurera, también apoyada por la generosidad de sus vecinos de Portville. La revista “El Presbiteriano Americano” incluso patrocinó un concurso para premiar el mejor poema sobre el incidente. A partir de los versos se compuso una canción, cuyos beneficios se dedicaron a los huérfanos de guerra.
En 1866, acabada la contienda, a Philinda le fue concedida una pensión de viudedad de ocho dólares al mes. Bajo la dirección del dr. Bourns se llevó a cabo una campaña de recaudación de fondos en favor de la Asociación de Huérfanos de Guerra, que adquirió y renovó un edificio en Gettysburg; en octubre de 1866, los huérfanos de unos treinta soldados llegaron a su nueva residencia. Entre ellos se encontraban los jóvenes Humiston y su madre, que se unió al personal de la institución como encargada del vestuario de los niños.
El Orfanato prosperó. En 1870 contaba con un segundo edificio y podía albergar ya un centenar de niños. La institución contaba con el apoyo de la comunidad local y los huérfanos participaban en las celebraciones y desfiles del Día de los Caídos y del aniversario de la batalla que había hecho famosa a la ciudad.
Pero todo acaba. En 1876, la directora del orfanato, Rose J. Carmichael, fue condenada por tratar con crueldad a los huérfanos; también se presentaron cargos contra el dr. Bourns por la gestión delictiva de los fondos de la Institución. A fines de 1877 los Tribunales ordenaron el cierre del Orfanato, tras encontrar casas de acogida para los nueve huérfanos que quedaban. Philinda y sus hijos ya habían dejado el Orfanato en 1869 (con gran satisfacción, según contaban) al haberse casado aquélla por segunda vez e irse a vivir todos con el marido, un pastor (en plan reverendo) de Massachusetts.
¿Qué fue de los niños? Frank estudió Medicina y se trasladó a New Hampshire, donde formó una familia y ejerció su profesión hasta su muerte, en 1912. Alice nunca se casó y vivió una especie de vida “nómada”. Vivía con una de las hijas de Frank en California, en 1933, cuando murió al quemarse accidentalmente su vestido por culpa de una vela encendida. Fred se convirtió en un próspero comerciante de granos en West Somerville, Massachusetts, y murió en 1918. Philinda, la madre, había vuelto a enviudar en 1881. Murió en la casa de su hijo Frank en 1913.
"Puesta de sol en la bahía de New Bedford", 1858 Pintura de William Bradford |
1 comentario:
gracias, tenia curiosidad por esta historia, la pasaron por history cannel.
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