I
La batalla de Selma, Alabama, el 2 de abril de 1865, fue uno de los últimos enfrentamientos importantes de la Guerra de Secesión; la ciudad, defendida por el gran Nathan B. Forrest, teniente general confederado de quien hablé aquí, cayó ante las tropas nordistas del general James H. Wilson, muy superiores en número.
Carga de Wilson en Selma (Don Stivers) |
Aún así, Forrest —herido de un sablazo— logró escapar no sin antes acabar con otro soldado de la Unión, el trigésimo que mató en combate personal en la Guerra.
II
Tras la Guerra, y cuando se retiraron las tropas federales de ocupación en 1870, en la ciudad de Selma (de población mayoritariamente negra) recuperaron el poder los blancos del partido Demócrata, imponiendo leyes segregacionistas y supremacistas e impidiendo para los negros el voto y toda clase de derechos civiles básicos.
En la década de 1960 la población negra empezó a forzar la situación, tratando de comer en comedores “sólo para blancos”, acomodarse en las secciones “sólo para blancos” de los cines, o tratar de inscribirse como votantes, desafiando las leyes que lo impedían.
Muchos fueron golpeados, vejados y detenidos, tanto por la policía local como por el violento Ku Klux Klan de la época, de quien también hablé aquí.
III
Edmund Pettus (1821-1907) fue un abogado, legislador y general de brigada confederado durante la Guerra de Secesión, que luchó en batallas como Stoney River, Port Gibson, Vicksburg, Chattanooga, Atlanta y la Campaña de las Carolinas.
Tras la Guerra ejerció la abogacía en Selma y fue uno de los jefazos del Ku Klux Klan. Por esos y otros méritos del mismo cariz, el puente que cruza el río Alabama en Selma lleva su nombre.
Edmund Pettus |
IV
El 7 de marzo de 1965 tuvo lugar en Selma lo que se conoce como el "Domingo Sangriento".
Los activistas negros planearon una marcha pública desde Selma hasta Montgomery, la capital del Estado, para dar a conocer su causa y sus reivindicaciones.
Ese día unos 600 manifestantes por los derechos civiles partieron a pie de Selma por la autopista US 80, en dirección a Montgomery.
Tras pasar el puente ‘Edmund Pettus’ se encontraron con los hombres del sheriff del condado, la policía estatal y miembros del KKK, quienes los atacaron de forma brutal con gases lacrimógenos y porras, y los condujeron de vuelta a la ciudad.
Dos días después, el 9 de marzo, Martin Luther King, Jr. encabezó otra marcha simbólica por el puente. Para entonces, a los activistas locales se han sumado cientos de manifestantes de todo el país, muchos de ellos de raza blanca.
Una tercera marcha, por fin, llevó de Selma a Montgomery (donde llegaron el 25 de marzo) a unas 25.000 personas.
Poco después de esos sucesos, el Congreso de los EEUU aprobó la Ley de Derecho al Voto de 1965, que preveía la supervisión federal de los derechos de voto de todos los ciudadanos en los Estados significados por contar con leyes racistas.
V
Ciento cincuenta años después de la batalla, y cincuenta después del “Domingo sangriento”, y a siete mil kilómetros de distancia, hay otro marzo sobre un puente.
No se trata ya, afortunadamente, de defender como entonces los más elementales derechos humanos frente a la barbarie. Es un movimiento más modesto.
Pero tiene el mismo trasfondo, la misma esencia de lucha contra el abuso, el mal gobierno y la estulticia; una lucha que no busca sólo proteger el patrimonio, sino —aún más importante— pretende preservar la condición de ciudadanía responsable; de oposición pacífica a pesar de las incomprensiones y las dificultades; de dignidad ciudadana, libre, crítica, desinteresada, sin miedo y con sentido común.
(gracias al chaval de Adela, gran mujer, por la idea para esta entrada)
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