16/11/14

Si lo intentamos, podremos olvidar

Ella Blocksom era de Zanesville, Ohio. Con 19 años estaba prometida a un joven ministro presbiteriano, el reverendo Henry De Laffayette Webster.

La chica cantaba en el coro de la iglesia, pero su cuñado y tutor, un prominente miembro de la comunidad de Zanesville, no admitía que se uniera a un pobre predicador y le obligó a romper el compromiso; Ella lo hizo así e hizo llegar a Henry una carta en la que aparecía la frase “si lo intentamos, podremos olvidar”. (Tiempo adelante, la chica se casaría con William Wartenbee Johnson, juez de la Corte Suprema de Ohio).

El caso es que Henry D.L. Webster, por muy reverendo que fuera, tenía sentimientos; dejó su ministerio y abandonó Zanesville.

En 1856 Henry conoció a Joseph P. Webster (no eran parientes, a pesar de la coincidencia de apellidos), quien buscaba letra para una melodía que había compuesto; Henry escribió un poema sobre su amor perdido en el que incluyó la frase citada más arriba, cambiando el nombre de Ella por el de Bertha (era un caballero).

Sin embargo, el compositor necesitaba que el nombre de la protagonista tuviera tres sílabas, por lo que cambiaron el nombre de nuevo, esta vez a Lorena; la canción fue publicada en 1858 y se hizo muy popular entre los soldados de ambos bandos de la Guerra de Secesión, especialmente los sudistas; incluso hay quien la culpa de ser responsable de muchas de las deserciones del ejército confederado, por su melancólica letra.


La canción adquirió tanta fama que, por la época, numerosas niñas fueron bautizadas con ese nombre; incluso algunos pueblos y, que se sepa, al menos un barco de vapor.

John Ford utilizó la melodía al menos en dos de sus películas (que recuerde ahora): En “Misión de audaces” y aquí, en “Centauros”, justo antes de enlazar con “The bonnie blue flag”:


Ella Blocksom está enterrada en el cementerio de Ironton, Ohio.

Y Henry no se sabe si pudo olvidar, ni si lo intentó.

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